Hoy, en la fiesta de San Francisco Xabier, es buen momento para
recordar que LA IGLESIA NECESITA TESTIGOS DEL EVANGELIO en este mundo nuestro
tan descreído y consumista, al mismo tiempo que millones de personas viven en medio
de guerras y sufrimientos. Hacen falta testigos de misericordia, de solidaridad y cariño hacia los que nos rodean, especialmente los más débiles: inmigrantes, disminuidos, ancianos, enfermos,...
El Papa Pablo VI lo dijo en Evangelii Nuntiandi 41: “En mundo de hoy cree más a los testigos que a los maestros, y si
cree en los maestros es porque éstos sepan dar testimonio”. Los maestros, personas que nos enseñen, también
son necesarios, pero sobre todo que enseñen con su testimonio. El
Papa Francisco lo ha dicho de manera parecida y más popular: “Menos textos y más testigos”. También los textos son necesarios, pero sobre
todo HACEN FALTA TESTIGOS, TESTIGOS DE LA FE, ESPERANZA Y
MISERICORDIA.
En el mundo y la Iglesia ha habido, y sigue habiendo, grandes
testigos: Madre Teresa, Monseñor Romero, Pedro Arrupe, … y así un largo etc. Muchos grandes testigos son personas anónimas y sencillas, personas de corazón bueno y grande a quienes debemos agradecer mucho.
SEÑOR JESÚS, envíanos tu Espíritu para renovar el corazón del mundo y de
las personas, para QUE APRENDAMOS A VIVIR Y COMPARTIR COMO BUENOS HERMANOS, HIJOS DE NUESTRO PADRE DIOS. Despierta
en todos nosotros la fraternidad, la promoción de la justicia social y ecológica, y la esperanza de una Vida Nueva junto a Ti. Señor, al igual que hizo Francisco Xabier, mientras somos peregrinos de este mundo enséñanos
a ser TESTIGOS ALEGRES Y ESFORZADOS DE TU AMOR.