en vano
trabajan los constructores;
si Dios no
guarda la ciudad,
en vano vigila
la guardia.
En vano
madrugáis a levantaros,
el descanso
retrasáis,
los que coméis
pan de fatigas,
cuando ÉL
colma a sus amigos mientras duermen”. {Salmo 126}
En la vida procuramos que
las cosas
nos vayan bien, y trabajamos duro para triunfar. Nos esforzamos en los estudios, en el trabajo, en el deporte,… Pero, ¿dónde está la eficacia, el éxito, el triunfo?, ¿en ganar mucho dinero, en tener títulos universitarios, en conseguir triunfos deportivos, sociales o culturales?.
nos vayan bien, y trabajamos duro para triunfar. Nos esforzamos en los estudios, en el trabajo, en el deporte,… Pero, ¿dónde está la eficacia, el éxito, el triunfo?, ¿en ganar mucho dinero, en tener títulos universitarios, en conseguir triunfos deportivos, sociales o culturales?.
Es cierto que debemos
trabajar por hacer un mundo mejor, más humano, más desarrollado, ahora bien ¿tenemos presente a Dios en nuestra vida?,
¿le rezamos con sentimiento y corazón agradecido?, ¿pensamos que la eficacia,
el triunfo sólo depende de nosotros?.
Esta lectura pretende llamar
nuestra atención sobre lo importante que es trabajar, esforzarse, ser creativos,…
para hacer una sociedad mejor para todos.
Debemos luchar como si las cosas sólo dependiesen de nosotros, pero al
mismo tiempo hay que tener la humildad
necesaria para saber que todo está en las manos de Dios. El éxito, el triunfo, la eficacia,… Dios lo
concede a sus amigos “mientras duermen”.
Muchas, muchas personas de
nuestra sociedad se olvidad de Dios, marginan a Dios, cuando ÉL nos quiere y
desea lo mejor para nosotros. Si lo tuviésemos más presentes, si le rezásemos con más sentimiento y corazón,
tan vez nos fuese todo mejor.
ORACIÓN: Señor, enséñanos a trabajar
en la vida poniendo de nuestra parte todo lo que podamos: inteligencia,
cualidades, esfuerzo, creatividad,… para que las cosas nos vayan lo mejor
posible. TÚ nos has dado unas cualidades, una inteligencia y un espíritu para
que continuemos en el mundo tu obra creadora, para que investiguemos contra las
enfermedades, para que dominemos la naturaleza,… Pero al mismo tiempo, Señor, danos un
corazón HUMILDE para darnos cuenta que el triunfo, la eficacia de la vida está
en tus manos. Que aprendamos a rezar con
devoción y fervor, sabiendo que TÚ, Padre Bueno, nos quieres, y das el triunfo
a “tus amigos mientras duermen”, es decir, a los que te tienen presente y
Santifican tu Nombre. Amén. Así sea.