En estos días se reúnen en Paris líderes de todo el mundo para ver
cómo debemos cuidar el Planeta Tierra donde vivimos. El Papa Francisco ha escrito recientemente la exhortación apostólica “LAUDATO SI”, donde nos invita a las personas de buena voluntad a cuidar la
“Hermana Tierra”, como hizo en su día San Francisco de Asís: “Gracias, Señor, por la Hermana Tierra, que
nos alimenta y sostiene, produciendo frutos de colores y yerbas”. Gracias a este planeta es posible la vida,
también nuestra vida como seres humanos. Sin el aire, el agua, el sol, las
plantas, los animales,… ¿acaso podríamos vivir nosotros?
Sin embargo con frecuencia oímos hablar de atentados contra la
Naturaleza: tala de bosques, sobreexplotación de los mares, contaminaciones de
los ríos y los campos, polución en las grandes ciudades, incendio de bosques,
guerras, etc. Lo que hiere a la Tierra, terminará hiriendo también a los seres humanos,
¿somos conscientes de ello?. La
contaminación del aire, del agua, de los alimentos,… dará paso a nuevas
enfermedades en las plantas, los animales y en nosotros las personas.
Cuando los bosques hayan sido talados, los animales
domesticados, los mares esquilmados, los aires y aguas contaminados,… ¿seremos más felices los humanos?. ¿Qué
pretendemos con nuestro consumo desproporcionado e irresponsable?, ¿nos damos
cuenta del daño que estamos haciendo a nuestra generación y a las futuras?.
Como nos dice el Jefe Indio Seathl en su
conocida carta al Presidente de los EE.UU. de América: “Si nosotros vendemos a
ustedes nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado. Cuídenla, como
nosotros la hemos cuidado. Retengan en sus mentes la memoria de la tierra tal
como estaba cuando se la entregamos. Y
con todas sus fuerzas, con todas sus ganas, consérvenla para sus hijos y
ámenla, así como Dios nos ama a todos. Una cosa nosotros sabemos: nuestro
Dios es el mismo Dios de ustedes, esta tierra es preciosa para El. Y el hombre
blanco no puede quedar excluido de un destino común”. Todos vivimos y
viajamos en este Planeta alrededor del Sol, y como parte minúscula del
Universo, lo que haga daño a la Tierra nos terminará haciendo daño a los que
vivimos en ella.
ORACIÓN:
Enséñanos, Señor, a querer y cuidar la Tierra, regalo de tu inmenso Amor por
nosotros, paraíso donde has colocado la vida humana. Que no nos tengamos que
arrepentir de comer la ‘fruta prohibida’, es decir, de sobreexplotar y
contaminar este Planeta. Nos has dado una inteligencia para dominar la
Naturaleza, no para destruirla, sobreexplotarla y contaminarla. Haznos conscientes de la importancia de
cuidar a “la Madre Tierra, que nos alimenta y sostiene”. Danos, Señor, también
un corazón para amar y cuidar este lugar donde vivimos, regalo de tu gran amor
por nosotros. Amén. Así sea.
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