“Todo tiene su
momento,… tiempo para nacer, tiempo para morir,… tiempo para hablar, tiempo
para callar,…tiempo para bailar, tiempo para meditar… tiempo para el carnaval y
tiempo para la cuaresma” (cfr.
Eclesiastés 3)
¡Qué frágil y corta es la vida! En este tiempo de pandemia estamos aprendiendo muchas cosas. ¿Sabemos
vivir, disfrutar, pasarlo bien, recordando que el ser humano es cuerpo y
espíritu? Tiempo para disfrutar y tiempo para meditar. Disfrutar, pasarlo bien es cosa
positiva, eso sí, haciendo bien las cosas, sin caer en ningún vicio.
La fiesta y la diversión sana es necesaria, pero también el ser humano necesita tiempo para el espíritu, tiempo de
INTERIORIDAD, y a esto es a lo que nos invita la cuaresma. La cuaresma no debe
ser un tiempo triste, al contrario, debe ser una PRIMAVERA DEL ESPÍRITU, tiempo
para alimentar nuestras raíces, nuestra vida interior. No podemos estar siempre de carnaval, ¿nos
imaginamos siempre disfrazados y con el ruido a nuestro alrededor?
Me parece que en la vida estamos para pasarlo bien,…
eso sí, respetando haciendo el bien a todas las personas que podamos. En la vida estamos para ser felices,…
haciendo felices a los que nos rodean. ¡¡Que diferente sería el mundo si todos
obrásemos de esta manera!!
Procuremos entrar en nuestra vida interior, en nuestros sentimientos, en
nuestro espíritu. La cuaresma nos invita a renovar el ESPÍRITU. De la misma
manera que una planta, grande o pequeña, no puede vivir sin raíces, tampoco el
ser humano puede vivir sin VIDA INTERIOR. Necesitamos la alegría, la fiesta, las vacaciones, pero también necesitamos las raíces que nos alimenten y sostengan, la
vida interior y espiritual, la meditación y la oración. La cuaresma es tiempo
para ello, para superarnos, esforzarnos y ser mejores en todos los aspectos.
ORACIÓN: Aquí estamos, Señor, de nuevo
ante ti, para que nos enseñes a vivir
con alegría, compartiendo con los demás nuestras fiestas, ilusiones y trabajos. Que sepamos pasarlo bien, respetando y haciendo el bien a todos. Pero además, Señor, enséñanos a profundizar
en nuestra VIDA INTERIOR, a tener raíces
que nos alimenten y sostengan. La oración, la lectura espiritual, los sacramentos,…
nos ayudan a regar y alimentar nuestras raíces, nuestro espíritu, que en este
tiempo de CUARESMA sea una PRIMAVERA ESPIRITUAL que nos ayude a renovarnos por
dentro. Amén. Así sea.