“Velad y orad,
para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es
débil”. Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: “Padre mío, si esto no
puede pasar sin que yo lo beba hágase tu voluntad” [Mt 26, 41-42]
Estamos celebrando un año
más la Semana Santa, recordando la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las
imágenes de Cristo sufriendo son las que abundan estos días en las procesiones
que se organizan en tantos pueblos y ciudades. Ello nos debería recordar que Cristo sigue sufriendo, sufriendo en el
dolor de tantos hermanos nuestros víctimas de guerras, del hambre, de las
enfermedades, de la violencia cainita de unos y otros. Violencia en Siria,
Iraq, Bruselas, etc “Lo que hicisteis a
uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis”, dijo el Señor.
Jesús de Nazaret, es el Cristo, el Señor, pero sigue pasando por nuestras
calles, pasa dolorido, llevando a cuestas el dolor de los que sufren.
¿Qué podemos y debemos hacer
para aliviar su dolor?, ¿somos cirineos que le ayudamos a llevar la cruz, o nos
limitamos a ver pasar la procesión, como meros espectadores. Debemos preguntarnos, “Señor, ¿qué puedo y debo hacer por Ti?” para que Él nos indique cómo podemos y
debemos ayudar a llevar la cruz de los que sufren: los que no encuentran un
trabajo digno, los que sufren enfermedades duras, los que se encuentran solos,
las víctimas de violencia de tantos tipos,…
ORACIÓN: Señor, que en esta Semana
Santa, al recordar un año más tu pasión y muerte en cruz, no seamos meramente
espectadores que ven pasar la procesión. Que
tu imagen dolorida nos recuerde el dolor de nuestros hermanos, los seres humanos
que habitan el planeta Tierra, y nos brote el deseo de ser más solidarios, MÁS
MISERICORDIOSOS, más cordiales. Que tu pasión, Señor, nos enseñe a ser más fraternos,
a construir un mundo mejor, más humano y más divino. Amén. Así sea.
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