Hace unos días, el 16 de Noviembre, muchos recordábamos
el 28 aniversario del asesinato en El Salvador de 6 jesuitas y 2 mujeres. Ese mismo día la Iglesia hace memoria de San Roque
González y compañeros mártires, que fueron martirizados en las Reducciones del
Paraguay, y en recuerdo de estos últimos acontecimientos Rolánd Joffe dirigió “La
Misión”, estrenada en 1986 y que octuvo, además de un Oscar, la Palma de oro
del festival de Cannes.
En todo tiempo han sido muchos los
misioneros asesinados por proclamar la Fe y la Justicia que enseña el
Evangelio: Lluis Espinal en Bolivia,
Rutilio Grande en El Salvador, Joao Bosco Burnier en Brasil, etc. Sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos,…
que, movidos, por Cristo Resucitado, han entregado su vida hasta la muerte,
siendo así testigos de Fe, Esperanza y Amor en un mundo tan hipnotizado por el
poder, el dinero, el éxito y otras muchas vanidades.
Como nos dijo el Papa Pablo VI en la
Evangelii Nuntiandi n. 41…para
la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un
testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en
una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al
prójimo con un celo sin límites. "El hombre contemporáneo
escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan
—decíamos recientemente a un grupo de seglares—, o si escuchan a los que
enseñan, es porque dan testimonio".
Dentro de poco, el 3 de Diciembre, haremos memoria
de San Fco Xavier, cuyo nombre llevan muchos. No fue mártir, pero fue un
jesuita y sacerdote entregado ardientemente a promover el Evangelio por la
India, Japón y el Extremo Oriente, a pie o en barco recorrió miles de kilómetros
para hacer presente el Amor de Dios en el corazón de todos. Agotado, murió a
los 46 años cuando estaba a punto de entrar en China.
En
septiembre de 2016 el Papa Francisco canonizaba a Santa Teresa de Calcuta, que
murió en 1997, y le concedieron el premio Nobel de la Paz por su trabajo de
toda una vida con los más pobres, movida por la Caridad de Cristo.
A
lo largo de la historia han sido muchas las personas, religiosos, sacerdotes y
laicos que, movidos por su Fe en Cristo, han gastado y desgastado su vida
siendo testigos de Amor, Esperanza y Fe
cristiana. Que su recuerdo y ejemplo nos ayude a todos a
saber vivir dando testimonio, para hacer presente al Señor Resucitado en el
corazón de todas las personas que habitamos este mundo tan herido y dolorido al
que debemos llenar de Esperanza y Fraternidad.
ORACIÓN:
Enséñanos,
Señor, a ser testigos tuyos en esta
sociedad donde tantas personas están obsesionadas por el éxito, el
dinero, el placer, el triunfo,… Que los cristianos
sepamos dar testimonio con nuestras vidas,
para hacerte presente en el corazón del mundo. Enséñanos a gastarnos y
desgastarnos, como hacen tantas personas buenas, con sencillez y en silencio,
dando testimonio de Amor y Servicio. Señor, enséñanos a darnos cuenta que también
nosotros tenemos una misión, la que tú nos enseñas: que el mundo crea en Dios
como un Padre Bueno que nos quiere sin distinción y todos somos hermanos, que
debemos compartir fraternalmente la vida mientras caminamos hacia una Vida
Nueva. Amén.