Un año más
la Iglesia invita a los niños a sentirse misioneros. Todos, mayores y pequeños tenemos una misión,
debemos colaborar en la misión de Cristo. Por ello todos estamos invitados a ser Misioneros de Cristo, para que todas las personas le conozcan, para que todo el mundo abra su
corazón a Jesús.
Con
frecuencia nos da miedo, por eso, debemos ser valientes y atrevernos, debemos
tener valor para hablar de Jesús a las personas que nos rodean, y también a los
que están lejos. La Infancia Misionera
quiere llegar al corazón de todos los niños del mundo, e invita a los niños y
niñas a que sean misioneros de Jesús.
Debemos
anunciar a Jesús con nuestras palabras, con nuestra Fe
Cristiana, y también con nuestras Buenas Obras, con Solidaridad, ayudando a lo
más necesitados a través de los misioneros, como el jesuita Kike Figaredo y
otros muchos. ¿Sabéis los que hace Kike
en Camboya?. Desde hace muchos años Kike vive y trabaja con niños y
mayores mutilados por las minas de guerra, personas que se han quedado sin brazos o piernas. Kike y sus colaboradores les ayudan y enseñan a construirse prótesis (brazos y piernas artificiales), a construir carritos de ruedas para los inválidos, a tener talleres donde producen cosas que luego venden para poder vivir. Si queréis ver un video sobre su trabajo podéis hacerlo en el siguiente link:
mayores mutilados por las minas de guerra, personas que se han quedado sin brazos o piernas. Kike y sus colaboradores les ayudan y enseñan a construirse prótesis (brazos y piernas artificiales), a construir carritos de ruedas para los inválidos, a tener talleres donde producen cosas que luego venden para poder vivir. Si queréis ver un video sobre su trabajo podéis hacerlo en el siguiente link:
También hay
un libro muy bonito sobre la vida de Kike Figaredo como misionero. Se llama “El
corazón del árbol solitario”, escrito por José Mª Rodríguez Olaizola. Muy, muy recomendable para jóvenes y mayores.
Resumiendo. Todos estamos
invitados a ser misioneros, en países lejanos, o en el sitio donde vivimos. Todos debemos sentir cómo Cristo nos invita a
colaborar con ÉL para que todas las personas le conozcan y todos los seres
humanos vivamos como hermanos, hijos de Dios nuestro Padre.
“Atrévete a
ser misionero”.
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