bondad sea conocida de todas las personas. Alegres y bondadosos, transmitiendo valores positivos, transmitiendo ánimo y esperanza en un mundo tan herido y dolorido. Como está escrito en la imagen que acompaña a este texto, una sonrisa no significa la ausencia de problemas, sino la habilidad de superarlos y estar por encima de ellos.
¿Para qué nos ha dado la vida el Señor?. ¿Para qué?. Dios nos da la vida para ser felices, y para hacer felices a los demás. Dios me ha creado para pasarlo bien, pero haciendo el bien, todo el bien que pueda. Dios me quiere, cuenta conmigo, desea que yo sea colaborador suyo llevando alegría y bondad a los demás.
Es cierto que vivimos en tiempos duros, tiempos
difíciles: mucho paro, destrucción de la naturaleza, guerras y miserias,
enfermedades,… Cuando se ayuda a alguien que de verdad sufre y nos necesita, es al
mismo Señor a quien estamos ayudando, porque Él está presente en el corazón
de las personas necesitadas.
En la tarde de la vida, cuando nos presentemos ante
Dios para rendir cuentas, se nos preguntará por eso, es decir, si hemos pasado
por la vida haciendo el bien. ¿Pasamos de verdad haciendo el bien y
haciéndolo de corazón?.
San Pablo,
lo mismo que nos dice que debemos estar alegres, también nos dice: ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas
y cumplid así la ley de Cristo (Gálatas 6, 2-4). ¿Qué ley?, la ley de Cristo,
la ley del cristiano, que es el Amor por
encima de todo.
ORACIÓN: Señor, ayúdanos a vivir siempre alegres,
que los problemas de la vida no nos agobien, sino que sepamos luchar contra
ellos, y que además lo hagamos con una sonrisa, con esperanza, con ánimo y
esfuerzo. Más aún, que con nuestro optimismo sepamos transmitir soluciones y
esperanza a los que nos rodean. Ayúdanos a vivir con una sonrisa, con humor y
amor. Vivimos en un mundo herido y
dolorido, donde muchas personas sufren, que nunca pasemos de largo, sino que
seamos solidarios, cercanos, cariñosos, buscando soluciones,… pero todo eso, Señor, que lo sepamos hacer
con alegría, con una sonrisa, iluminando y llenando de esperanza a los que nos
rodean. Señor, ayúdame, y ayúdanos a ser testigos tuyos con alegre esperanza. Amén. Así sea.