martes, 8 de diciembre de 2015

MARÍA, MADRE DE MISERICORDIA

“Jesús, viendo a la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Tomando la Palabra les enseñaba diciendo:  …Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”  [Mateo 5, 1.7]


Hoy, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco ha inaugurado el año santo de la MISERICORDIA. La Iglesia nos invita a reflexionar, rezar y practicar esta virtud tan necesaria en nuestro violento y herido mundo, machacado por injusticias, guerras, hambre, violencia, destrozos y contaminación de la naturaleza,…


Hay que luchar por la Paz y la Justicia, eso es algo indudable, necesario.  Es lo mínimo por lo que todos debemos trabajar, pero ¿nos podemos limitar a eso los cristianos?.  ¿Dónde dejamos el consuelo, el cariño, el amor,… la misericordia?.  La palabra “miseri”, como dije en el escrito anterior, significa, “pobres”, los que sufren la miseria.  La palabra “cor, cordis”  hace relación al corazón.  Lo que nos quiere decir la palabra MISERI-CORDIA, es tener el corazón, nuestro corazón, cercano a los que sufren la miseria humana: refugiados, enfermos, ancianos en soledad, niños abandonados, disminuidos,….

¿Por dónde empezar? Tal vez nos ayude nuestra madre María, MADRE DE MISERICORDIA. Por eso el Papa Francisco ha querido inaugurar este año jubilar en la fiesta de la Inmaculada Concepción, poniendo a la Virgen como modelo misericordioso.  Ella como dice la letra de una canción[1], de pie junto a la cruz, conoce nuestras penas: dolor de los cuerpos que sufren enfermos, el hambre de gentes que no tienen pan, el silencio de aquellos que callan por miedo, la pena del triste que está en soledad,…

En este año de gracia que nos ofrece el Señor, practiquemos lo que Él dijo a sus discípulos: “sed misericordiosos, como vuestro Padre Dios es misericordioso”,  “bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Tomemos como ejemplo a nuestra Madre María, que Ella nos ayude a tener un corazón humano y misericordioso, cercano a los que sufren.

ORACIÓN: Señor, al comenzar el año jubilar de la misericordia, te pedimos que nos ayudes a transformar nuestro corazón duro en un corazón humano, próximo a los que sufren, sin distinción de ningún tipo. Que la misericordia esté presente en nuestras vidas, que sepamos ayudar, consolar, dar ánimo y esperanza,… Que la Virgen María, madre de misericordia, nos ayude a tener un corazón misericordioso, un corazón alegre y servicial, un corazón como Tu esperas de cada uno de nosotros.  Amén.  Así sea.




[1] Dolorosa, de Juan Antonio Espinosa

No hay comentarios: