Como dice
el fundador de los jesuitas, Ignacio de Loyola, “no el mucho saber harta y
satisface el alma, sino el sentir y gustar de las cosas internamente”. [Ejercicios Espirituales]
En nuestra sociedad
desarrollada, desde oriente a occidente, cada vez sabemos y tenemos más. Tenemos
mucha ciencia, muchas bibliotecas, grandes construcciones, máquinas
inteligentes,… Cada vez sabemos más y tenemos más, pero,… ¿somos de verdad felices los seres humanos?, ¿tenemos el corazón lleno
de gozo?, ¿dónde está el sentido, la alegría de vivir y compartir?
Aunque es verdad que
sabemos más y tenemos más cosas, al mismo tiempo vivimos en una sociedad con
innumerables conflictos: guerras, violencias, paro, crisis,… vivimos en un mundo herido y enfermo.
¿Por qué?. Tal vez está fallando algo, está faltando algo. ¿De qué vale saber
tanto y tener tanto, si a muchas personas les falta el pan y el cariño
necesario?
Sí, sí, mucha ciencia,
muchas construcciones, mucha tecnología, muchos inventos inteligentes,… ¿y qué?.
Si el hambre, el paro, las enfermedades, los desahucios, la violencia, etc,
están ahí. ¿De qué vale nuestro saber y tener?. ¿Llena de alegría al
corazón humano el saber y tener muchas cosas, cuando están abandonados los
valores del espíritu, del corazón?.
Hace tiempo decía el
Papa Francisco que si baja el valor de las acciones en la banca tenemos una
gran crisis, pero si cada día mueren miles y miles de personas en el mundo por
causa de la injusticia no pasa nada, seguimos tan tranquilos ¡Qué triste verdad!!
ORACIÓN: Ya ves, Señor, en nuestro mundo cada
vez tenemos más cosas, hacemos nuevos descubrimientos, gigantescas obras, mucho
arte, mucha literatura, mucha televisión, mucha tecnología y ciencia,… parece
que somos un mundo desarrollado, moderno, progresista. ¿De verdad somos
progresistas cuando abunda tanta miseria, paro, personas abandonadas, violencia
de todo tipo? Me parece Señor, que
andamos un poco PERDIDOS, sin saber bien a dónde vamos. Algunos tienen muchas
cosas, consumen y derrochan mucho, pero la mayoría de las personas siguen sufriendo
en este planeta Tierra. Señor, enséñanos
a disfrutar la vida compartiendo, ayudando y
queriendo a todos, para
encontrar así el sabor y el gusto, la Alegría de vivir. Amén. Así sea.
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