Un misionero, hombre bueno, se enfadó
con Dios, porque a su alrededor veía mucha pobreza y miseria en el país donde
había ido a vivir. ¿Qué haces, Señor?, ¿por qué no arreglas este mundo?... y
así, protestando contra Dios, se quedó dormido,… entonces soñó que Dios le hablaba. ¿Cómo que
no hago nada para arreglar el mundo?!!, le dijo Dios,… Para hacer un mundo mejor,…
hice algo importante,… ¡TE HE HECHO A
TI!!!
Con frecuencia apenas nos damos cuenta
de las cosas que nos rodean. Tenemos los ojos abiertos, sí, pero no vemos, no
nos damos cuenta, andamos un poco cegatos. Por ejemplo, en el mundo hay muchas
cosas malas, muchas personas que hacen daño, pero también hay muchas personas buenas,… ¡¡muchas!! Que hacen cosas
maravillosas: ayudan a los necesitados, son artistas, investigadores,
magníficos padres y madres en sus familias, excelentes mecánicos o maestros,…
¿a que hay muchas personas buenas?
Abrid
los ojos, tenemos que aprender a
darnos cuenta de las personas buenas que están ahí con una actitud positiva,
constructiva, animadora, cordial y cariñosa,… ¿agradecemos a Dios la presencia de estas
personas buenas, gracias a las cuales el mundo sigue adelante cada día?
Debemos aprender a mirar con el corazón, a fijarnos, no en las apariencias, en los que salen en la
tele todos los días con mucha fama y parafernalia,… Hay que aprender a mirar dentro, al corazón,… y así descubriremos
que vivimos en un mundo de personas excelentes, sencillas y buenas, que hacen
continuamente cosas buenas: nuestra familia,
simples trabajadores: panaderos, policías, enfermeras, vendedores,…
Sin abrimos los ojos, y miramos con
detenimiento, veremos que hay muchas, muchas personas buenas, que de maneras
diversas hacen cosas maravillosas, ¿nos damos cuenta de ello?, ¿agradecemos lo
que hacen?. Y yo,… ¿qué estoy dispuesto a hacer?
En la vida debemos ir con los ojos
bien abiertos. Un ojo bien abierto para
que no nos engañen, debemos estar atentos, ser listos,… pero también debemos
abrir el otro ojo, para ver a las personas buenas, y para ver a las personas
necesitadas, y ayudarles de corazón. ¡¡Hay que abrir
los ojos para mirar al mundo con amor!!!!
ORACIÓN.
Señor, muchas veces nos fijamos en las cosas malas del mundo: guerras,
enfermedades, miserias…. Hay muchas
personas violentas, corruptas, que engañan y roban,… Todo eso es verdad.
Pero
también hay muchas personas buenas que aman, trabajan, ayudan, quieren a sus
familias, cuidan a los necesitados,… Si mirásemos bien veríamos que hay más
personas buenas que malas, aunque estas últimas hacen más ruido.
Señor, enséñame a mirar el mundo con amor, sumándome a las personas
buenas, desde la mamá que prepara la comida hasta el misionero que vive con los
más necesitados de un país pobre. Señor, enséñanos
a mirar con el corazón y a sumar nuestros esfuerzos, para construir un
mundo más justo y fraterno, más humano y más divino. Amén. Así sea.
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