CRISTO, REY Y SEÑOR
En el evangelio de Mateo 14, 22 ss se nos dice que después de la multiplicación de los panes Jesús subió al monte a orar y mandó a los discípulos ir con la barca (la iglesia) a la otra orilla. A eso de media noche se levantó un gran oleaje, y Jesús fue hacia la barca caminando sobre el mar. El mar que representa a la muerte. Los discípulos se asustaron al verle, Pedro le pidió: “Señor, mándame ir hacia ti sobre las aguas”. Él le dijo “ven”, y Pedro bajó de la barca y empezó a caminar sobre el agua, pero viendo la fuerza del viento le entró miedo y gritó: “¡Señor, sálvame!”. Jesús tendiendo la mano le cogió. Subieron a la barca y amainó el temporal.
¿Qué significa todo esto? Veamos. Jesús camina sobre la mar (la muerte), pone la muerte bajo sus pies porque Él, es el SEÑOR. Pedro grita: ¡¡SEÑOR, sálvame!!. Al subir a la barca, los discípulos se postraron ante él diciendo: “VERDADERAMENTE ERES HIJO DE DIOS”.
En el dibujo que acompaña a este escrito observamos esta escena pintada por
Marko I. Rupnik s.j.. El Señor camina
sobre la muerte, pone la muerte bajo sus pies, porque ÉL es el REY y SEÑOR, el
que está por encima de todo.
El poeta A. Machado lo recoge muy bien en “la saeta”: “no puedo cantar ni quiero a ese Jesús del
madero, sino al que anduvo sobre la mar”, al que puso la mar, la muerte
bajo sus pies, el Señor, el Hijo de Dios.
El domingo final del año litúrgico los cristianos celebramos
que
Jesús, además de humano es CRISTO, el HIJO DE DIOS, el REY y SEÑOR de todas las
cosas, nuestro salvador, y como nos dice el Evangelio de este domingo, Mateo
25, en a tarde de la vida nos examinará sobre el Amor, si hemos pasado por la
vida haciendo el BIEN: tuve hambre y me disteis
de comer, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, etc
ORACIÓN:
Señor Jesucristo, enséñanos a reconocerte
como nuestro SEÑOR y SALVADOR, que con tu muerte y gloriosa resurrección has
vencido a la muerte y nos has abierto el Camino hacia el Padre. Que todos los
seres humanos sepamos abrirte nuestro corazón, para que Tú estés presente
dentro de nosotros y nos enseñes a vivir fraternalmente como hijos queridos de
Dios-Padre. Amén. Así sea.